Que falta me haces

Hola,

La tarde es fresca y llena de arreboles está; el cielo multicolor de rojos y amarillos entrega un paliativo de sueños que hacen, de este momento, algo hermoso y bello para contemplar.

Me gustaría detener el tiempo, encuadrar este espacio y traer tu figura para dibujar sobre tu piel este indescriptible paisaje que reciben mis ojos. Además el viento es suave y lento como el minutero de un reloj, cálido como la brisa del verano donde, sin darme cuenta, se envuelve todo mi cuerpo abrazándome con paciente amor.

Ahora, sentado junto a un árbol de tronco grueso, tallado en años, de frondosa sombra, ramas infinitas, con hojas verdes entre las más verdes y de aroma frutal, me presto a invocar tu nombre para activar los recuerdos de ese ayer inolvidable.

Comprende, ya el Sol se está ocultando y con armonía absoluta la Luna nace en el firmamento enmarcada, a lo lejos, con luceros, todo es perfecto, lástima que faltes tú. Cuánto daría por tener en mis brazos tu reposado y tranquilo cuerpo para luego llevarlo a mis labios de forma lenta, con dedicación y entrega total.

La noche ya comienza y, entre los recodos de este pastizal, encuentro una rama que será mi báculo de compañía para marcar, más tarde, mi Oriente de regreso, mientras tanto haré de ella mi cincel y con su burda y áspera punta marcaré la tierra para dibujar tu nombre.

A lo mejor aquel desentendido en materias del amor dirá que soy un estúpido. Poco me importa, es más, sentiré tristeza por él, porque no sabe lo tortuoso, duro y placentero que es amar en soledad, cuando ausencia tiene esa mujer, la mujer... ¡tú!.

Con atención reverencial y cuidado sumo, bordaré tu nombre con profundos surcos para que el agua, que más tarde caerá, jamás lo pueda borrar, y si lo logra, con un celo denodado guardaré este instante para siempre en lo más profundo de mi corazón.

El cielo está gris con presagios de tormenta, la lluvia pronto caerá con truenos y centellas y desde la distancia veré como el agua, en sinuosa corriente, arrancará tu nombre para nunca volverlo a observar.

Te amo