Aprenda a decirle adiós a su pareja

Romper una relación de pareja debe hacerlo con argumentos y procurar no herir a la otra persona. Trate de ser lo mas concreto posible al hablar, sin rodeos ni argucias que siembren dudas en sus actos. Emprenda esta labor en un momento tranquilo, preferiblemente en un lugar neutro para los dos.

Si su relación de pareja se ha vuelto insostenible, las discusiones son el verbo rector, y ponerse de acuerdo en las decisiones del hogar son un problema del día a día, es quizás el momento para que piense que su tranquilidad puede estar en decirle adiós, para cambiar su situación.

"Si la persona tiene un motivo claro, como el caso de una infidelidad es recomendable aprovechar ese impulso para tomar una determinación. A veces la molestia, el sufrimiento y el dolor ayudan a tomar una decisión postergada durante mucho tiempo". Si usted ve que no tiene la capacidad para perdonar, asimilar la realidad, es mejor dar un paso al costado, y evitar así somatizar una enfermedad.

En estos casos los expertos recomiendan dar por terminada la relación por mutuo consentimiento, comprendiendo que ya no tienen las mismas metas y que lo mejor es buscar el final de la relación de común acuerdo, evitando así traumatismos en el entorno familiar y personal.

"Los casos en los que más cuesta de decir adiós son cuando las personas han sufrido cambios en sus comportamientos y a pesar de no querer estar con la pareja, no saben cómo poner punto final a la relación. No encuentran motivos suficientes para terminar ese ciclo y suele ser una situación difícil de afrontar". No podemos ocultar que, en veces, la parte económica influye de manera decisiva para dar por terminada la relación en pareja. En otras situaciones es: La soledad, los hijos.

Pero si su tranquilidad se está viendo afectada por su relación amorosa, evalúe qué es lo mejor para usted. Y, si después de descartar todas las opciones para mejorarla no obtiene lo esperado, busque el momento adecuado para decirle adiós a esos momentos incómodos que no le permiten vivir su vida a plenitud. No importa si sacrifica parte de su comodidad.

Muchas mujeres - que dependen económicamente del hombre - se abstraen en tomar una decisión correcta por evitar caer en situaciones incómodas en la parte social y económica. Prefieren vivir en la inmunda que aceptar su realidad.

Los hombres tampoco se escapan, muchos prefieren seguir sosteniendo su hogar, que entrar en un divorcio (disolución de sociedad conyugal), el problema se vuelve económico.