Aprender a decir adiós

Introducción al tema:

Palabra que conjuga en su interior sinónimo como: Cerrar, terminar, acabar, fin, etc. Sin embargo, cuando vamos adelantar una gestión en esta dirección por lo general nos mostramos ambiguos, inseguros y torpes para cerrar un ciclo afectivo.

El error está en no sabernos desprender de las cosas o seres del cual somos dependientes; la cultura occidental nos ha forjado en el "tener", en las cosas materiales. Empeñamos nuestra felicidad en terceros, en el otro; por eso se nos hace bien difícil dar un paso al costado para desprendernos, y cerrar así un ciclo de vida.

Hay momentos en los que la ambigüedad es la madre de todos los males. Como si la vida se pudiera suspender por temor a dar pasos difíciles pero necesarios, nos negamos a tomar decisiones trascendentales para continuar nuestro camino personal y dejar que otros hagan lo propio con sus vidas.

Otro de los errores que se comenten con mas frecuencia es aplazar indefinidamente la toma de decisiones, por miedo a perder el objeto deseado, por egoísmo a perder la comodidad que nos ofrece la otra persona, por temor en asumir el riesgo de quedar solos. Todas estas posiciones timoratas lo único que hacen es frenar nuestro crecimiento personal, a fin de cuentas lo importante en nuestra vida.

Tomar las decisiones a tiempo, mas que un deber para la salud mental es aceptar la realidad en que todo en la vida tiene su fin, lo demás son apegos que terminan afectando nuestro ego y frenando nuestro proceso de crecimiento.

Siempre hemos pensado que las grande decisiones son las mas difíciles de tomar cuando es todo lo contrario, son las mas fáciles de emprender por tener una sola salida a la situación. El meollo del asunto es detenernos a pensar en el dolor que genera el rompimiento sabiendo de antemano que la relación es nociva. Cabe preguntarnos ahora, si los grandes amores son nocivos, la respuesta es, si.

Un amor sin turbulencia, sin arritmia del miocardio, sin mariposas en el estómago no es amor. El amor en occidente es así, es el placer del sufrimiento, de la tortura y de la angustia. La Biblia lo dice: " El amor es sufrido..."

Esta concepción del amor, torcida y errada, es la que ha llevado por centurias a la humanidad a comportarnos en el "tener ser", mas que en el "deber ser". La primera citación en comillas es opresora, la segunda es liberadora, pero claro, necesitamos primero entronizar, aceptar, comprender el significado de cada una de estas dos expresiones para poder comenzar avanzar por el camino correcto, de lo contrario nunca podremos decir adiós de una manera correcta y consiente de la determinación que tomamos.

Saber decir adiós:

- Implica tener fuerza de voluntad, templanza para el cambio, fortaleza para aceptar los nuevos riesgos. Mas que preocuparse en pensar en cómo decirlo, deténgase mejor en saber cómo sostenerse en el tiempo frente a la decisión tomada.

En un adiós hay desprendimiento, saber tomar distancia de aquello en donde hemos puesto el corazón y la vida, aprender las lecciones de ese paso y mirar hacia un nuevo horizonte.

No todos los adioses son iguales, hay despedidas voluntarias y otras forzosas, están aquellas personas que toman la decisión consciente de romper con una relación, y hay otras que se ven afectadas por esto, sin haber incidido ellas en la decisión. Además en una ruptura no sólo está en juego lo afectivo, sino que muchas veces también está lo económico. Entonces, los gastos del hogar compartidos por una pareja o la comodidad que brinda seguir viviendo en casa de los papás, así desde hace rato se haya dado el momento de vivir de manera independiente, son algunas de las situaciones que también se ponen en cuestión a la hora de decir no más.

Sea cual sea el caso, si usted, su pareja, ambos o sus hijos tienen claro que el próximo paso que darán es partir, es necesario prepararse para esto, es decir, elaborar el hecho como parte de un proceso en el que es necesario saldar todo, hacer un balance saludable y amoroso, para luego sanar posibles heridas o malestares y comenzar nuevas búsquedas personales o afectivas.

El tiempo es importante:

Asumir las consecuencias del adiós de una manera distinta, nos lleva a que vamos más allá de experimentar la tristeza como único sentimiento frente a este hecho. Por el contrario, una despedida puede ser una oportunidad para hacer un alto en el camino, para ponerle punto final a situaciones que aparentemente se presentan como sin salida, a romper con círculos viciosos.

Así como la naturaleza, de los seres humanos también tenemos ciclos que comienzan y terminan, la clave está en entender que ese temor al cambio debe superarse.

Frente a todo cambio:

  • la primera fase hace referencia a la negación: “esto no me puede pasar a mi”. Incluso, en caso de que se haya buscado el cambio, también se puede experimentar resistencia y esto da paso a

  • un segundo momento: “¿yo cómo voy a cambiar esto por aquello?”, “realmente no sé si quiera cambiar”, “¿si será tiempo de irme?”, etc. Así que, una vez conscientes de todo,

  • viene la tercera fase que es definitivamente la de aceptación, en la que finalmente se comprende que hay que seguir viviendo con esa nueva situación y se sientan las bases para que lleguen las nuevas realidades.

Pasos a seguir:

Una crisis no implica siempre una ruptura definitiva. Piense en su relación y si aún cree que tiene sentido continuar en ella, siga estos pasos.

  1. Cálmese
  2. Reduzca el conflicto
  3. Escuche y valide
  4. Hable de sus propios sentimientos
  5. Prepare el terreno para una solución

Recomendaciones:

  1. Resuelva inicialmente la situación en pareja. La ayuda de un tercero, que puede ser un amigo, un familiar o un terapeuta, debe ser una salida alternativa, pero cuando no se pueda resolver la situación directamente, y las cosas se tornen insostenible.

  2. La agresividad nunca será la respuesta para superar un malestar. Ni una infidelidad, ni el agotamiento del amor, ni mucho menos el cambio de proyecto de vida de uno de los dos, son razones para motivar conductas agresivas como respuesta al rechazo de estos hechos.

  3. Elaborar el adiós con honestidad y respeto es condición necesaria para prepararse para nuevas oportunidades. Despedirse de un amor, requiere su tiempo. Comprender una ruptura debe implicar la posibilidad de recuperar todo lo positivo que significó ese tiempo compartido. Incluso hay maneras de romper conservando el amor que se tuvo por el otro.