El miedo te frena



Mi amiga es diferente, es mujer de riesgos:

Si algo me ayudó a valorar mas a mi amiga, fue ver como te sentías insegura de lo que querías con tu vida, con tu parte afectiva.

La mujer que conocí, a pesar del corto tiempo que llevamos, en ningún instante ha dudado en seguirme, en venir, en cerrar los ojos para estar a mi lado.

Como hombre nunca sentí certidumbre en ti, y menos certeza de que me pertenecías, a pesar de los desafueros de mi corazón. Vos me enseñaste a ver en esa mujer de voz suave y tranquila las ganas desenfrenadas de amar, de cuidar a su hombre, de apostarlo todo por mi.

Me duele lo que estás viviendo, pero igual me siento tranquilo de no haber sido el causante de tus lamentos afectivos.

De todo esto que quede una enseñanza: Si nunca vas a estar dispuesta en asumir altos riesgos para amar, y seguir a un hombre, aun con el riesgo de asumir la derrota, lo mejor es que no te vuelvas a involucrar en relaciones que implique viajar, lejos de tu entorno.

Recuerda siempre, para poder triunfar en la vida hay que asumir el riesgo de la derrota, de resto nunca triunfarás ni en el amor, ni en lo profesional.

Es una lástima saber todas las ganas que tienes de amar y ser amada, pero tus miedos a perder te frenan. Y para mi era un imposible categórico, como bien lo afirmaba el maestro Kant, que vos pudieras estar a mi lado. Yo amo a mi lado una mujer: audaz, aventurera, sin miedos a las derrotas, intrépida, despojada de vanidades ante su hombre, dispuesta a sufrir a su lado en medio de mil tormentas.

En este orden de ideas hay que reconocer que, vos no estás en capacidad en este presente de ofrecerme eso, sus angustias existenciales se lo impiden.

Un consejo: Cuando esté con un hombre de verdad, no crea que él está dispuesto para hacer los cursos que usted desea que él haga. Uno a esta edad ya sabe la clase de mujer que uno quiere, igual , el soñaba regresar con su mujer a Italia, y no jugar a lo que usted quería, seguir conociéndose.

Creo que para sus intereses, lo mejor es que se consiga un buen muchacho que no tenga en su mente organizarse todavía con alguna mujer. Mejor si es de su barrio o ciudad. Si pierde ahí tiene su casa a dos cuadras.

Si quiere lo contrario, debe estar dispuesta a todo, no a medias.