Me haces falta

Hola,

La semana termina, es un viernes por la tarde, las nubes densas y grises marcan con tonos la oscuridad de la noche, en un par de horas la ciudad quedará temporalmente sola para volverse a encontrar.

Tanto mujeres como hombres se dispondrán al encuentro con ánimos de gritar y saltar, en ellos sólo cabe la alegría.

Entre copas, risas, saludos y festejos, en un sitio, algunos en voz alta y otros en baja, compartirán al unísono las experiencias e historias por contar. Ya todos reunidos y en medio de este entorno cuando juntos están, alrededor de un centro que hace las veces de mesa, rompe con la fuerza de un felino la voz de uno de nosotros y dice, ¡silencio¡, ¡silencio¡, el ambiente por un instante se torna sepulcral y con atención casi reverencial todos nos disponemos a escuchar... con timbre firme solicita, ¡brindemos en memoria de nuestro amigo ausente¡ Sin necesidad de que pronuncien tu nombre e imbuida en mi tristeza, me recojo en un vacío de soledad que no te alcanzas a imaginar. Sin embargo con templanza levanto mi mano y suelto mi copa al aire para hacerla sonar.

La fiesta sigue su rumbo y el grupo unido en un comienzo cuando todos compartíamos, ahora se va desgranando en parejas para sólo ver besos y abrazos que no hacen más que atizar mis recuerdos.

Me sentí incomoda, mujer impar, sin complemento, distante y perdida. Yo era la rosa triste en un jardín floreciente, busqué salidas entre espinas para no vivir este dolor. Los pétalos cubrieron mis heridas y con el aroma de sus esencias buscaron dar paz a mi corazón.

Tu partida ha sido dura para mi, en ningún lugar me hallo, me siento sola y distante con todo lo que me rodea. Deseo con amor infinito volver a verte, has marcado mi existencia aún sin proponértelo, créeme que la primera sorprendida con todo esto que me está sucediendo no puedo ser mas que yo. Los días pasan y el desespero aumenta, no se que hacer. Discúlpame si te molesto o soy impertinente al hacértelo conocer.

Esta dura travesía, a pesar del dolor que llevo no me importa continuar. El mar de espinas que marcaron mis heridas sólo tu con las manos las puedes borrar. Mientras tanto con paciencia sabré esperar.

Te amo, mi vida.