Una luz en el camino

Creo que una de las grandes falencias genéticas que heredamos de nuestros padres es el manejo de la PACIENCIA. Esta palabra saltarina y necia nos lleva a cambiar los ritmos del tiempo, desde la óptica de la percepción.

Cuando las cosas no evolucionan al ritmo que queremos entramos con facilidad en cuadros de ansiedad, que desde luego nos vuelven volubles e irascibles en mas de una oportunidad. Todas estas situaciones son coyunturas que nos deben invitar a pensar lo importante que es para ser humano aprender adaptarnos a las circunstancias sobrevivientes.

El summum de todo esto es extraer el mayor conocimiento a partir de las dificultades, no detenernos un instante en pensar por qué nos sucede todas estas cosas a nosotros ...., asumir esta actitud es frenar nuestras propias posibilidades para seguir adelante.

Cuando el cielo se ve cerrado, el horizonte se ve esquivo lo mejor es hacer un alto en el camino y cambiar - por algún tiempo - de inmediato de actividad para que nuestra mente se despeje. Insistir y persistir, sobre las mismas ideas y propósito, es comenzar a dar vueltas en círculo. Lo mejor es cambiar la rutina, por unos días, hacer cosas diferentes: Salir a caminar, diseñar un plan de logros cortos (metas) que se pueda medir: Hacer ejercicios, leer un libro, investigar sobre un tema que siempre nos llamó la atención pero, nuestro trabajo, antes, no lo permitía, etc.

Espero que esta corta reflexión sirva de algo para brindar una luz en el camino.