La mujer un ser diferente

Lo peor que le puede pasar a una mujer, es dejarla con la palabra en la boca (en una discusión), y más cuando tiene la intención de decirle algo a su pareja. Antes estos eventos ella asumen una actitud inmediata de ira santa, rabia, desespero y por último de depresión.

Por eso es normal ver a muchos hombres en silencio cuando su pareja le habla, ellos reconocen que son torpes en sus respuestas, y saben de antemano que discutir con una mujer no tiene sentido, es una perdida de tiempo.

Obsérvese bien y verá que todos los hombres se vuelven estúpidos y ridículos con actitudes de niño ante estos eventos, salen con unas cosas y unas respuestas que la mujer queda mirando para el páramo.

Cuando el hombre decide enfrentar la situación y ponerle atención a lo que dice la mujer, él se vuelve dilatorio, evade ser concreto, busca con desespero salirse del meollo del asunto, etc. La mujer nunca obtiene una respuesta concreta.

En este orden de ideas es claro afirmar que, el diálogo extenso no es el camino expedito para resolver las diferencias de pareja. El diálogo sólo sirve a la mujer para desahogar sus penas y confusiones internas.

La mujer hace de su palabra su espada, el hombre de su silencio su escudo. Cuando una discusión de pareja dura más de tres minutos, es mejor suspender y cambiar de tema, todo lo que se hable de ahí en adelante es una perdida de tiempo para la subsistencia de la relación. Discusiones reiteradas fracturan la comunión en pareja, puede ser el comienzo de alerta para el hombre preparar su partida.