Marco mi vida para siempre

Querido Carlos:

Quiero contarte la experiencia que viví con Juan Alberto, para que comprendas de una vez porqué no es fácil para mi olvidar lo vivido con él, es el único hombre que he amado verdaderamente, no te miento, no he podido superar esta etapa de mi vida, él dejó una huella imborrable en mi corazón. Lee bien mis líneas para que comprendas mejor unas de las experiencias vividas bajo su ley:

Era una mañana fresca de un sábado, el sol estaba mas radiante que nunca, abrí la ventana para sentir el rocío propio de primavera, era mi día de descanso, manejaba mi tiempo, nada me ataba, me sentía tranquila.

En medio del silencio sonó el teléfono de mi apartamento, no esperaba llamada de nadie, de repente escuché una voz que no pude identificar, pero sólo se que me era familiar. Entre frase y frase logré identificar quien era, no lo podía creer, el hombre que tanto había esperado por mucho tiempo, pero aún dudaba.

No miento, mis palabras salían entrecortadas al responderle temblando de emoción, mis pulsaciones aumentaron dejando correr un frío por todo mi cuerpo, propio de mi ansiedad.

Al comenzar hablar, por su tono seco y la forma de expresarse, de una comprendí que era él. Fue una conversación corta, sólo recuerdo cuando me dijo: A las 3 pm la recojo, era tanta la alegría que no pregunté a donde íbamos, tampoco me importaba mucho, con tal de verlo y sentir su aroma, mi sueño se cumplía.

Como siempre, fue puntual, justo cuando las manecillas del reloj rayaban las 3 pm, el timbre sonó y al salir; al él verme sólo dijo, estás hermosa princesa, sus brazos se abrieron como un par de aspas inmensas para abrazarme, y luego cogerme la mano para llevarme a su lujoso carro, tan hermoso como él.

Arrancamos, y el silencio era total, ninguno de los dos hablaba, sólo dijo que saldríamos fuera de la ciudad para estar mas tranquilos y sentirnos mejor. La música era perfecta, entre sensual y erótica. Su mirada al manejar, firme y fija en la distancia de la autopista serpentina de asfalto inmaculado, nos llevaba al destino trazado por mi hombre.

Entre árboles inmensos y un paisaje hermoso en la montaña, justo en el camino, frenó para detener la marcha, me miró fijamente y sin pronunciar palabra alguna, me sello un inmenso beso en mi boca. Confieso sentí mucho susto, cualquier cosa podría suceder, desde el momento mismo que acepté salir con él mi razón dejó de funcionar, él sentía que lo deseaba con todas mis fuerzas, el dominaba mi ser.

En la profundidad del horizonte la ciudad se divisaba, cerré los ojos para recibir mejor su manantial de besos por mi cuello, sus manos se deslizaron lentamente por mis piernas, sintieron ellas la humedad de mi cuerpo. Con delicadeza suprema corrió mi tanga para frotar mis labios, uno a uno fue penetrado sus dedos dejándome vivir un éxtasis total, sin darme cuenta enterré mis uñas en sus brazos, acaricié su pecho, lo besé con desespero, no veía la hora de sentir su verga dentro de mi.

Después de este abrebocas, continuamos el camino y a medida que avanzábamos el clima se iba tornando un poco mas caliente, el paisaje ya era otro, lleno de árboles frutales a la vera del camino. Cuando menos me lo imaginaba, llegamos a una finca hermosa con surcos de plantas de todos los colores que bordeaban la piscina, decenas de palmeras agitaban el viento sin cesar.

No había testigos, sólo los pájaros nativos de la región revolotearon por un instante para anunciar nuestra llegada. La cabaña era preciosa, propia de carátula de revista, todo estaba en su lugar, el orden imperaba, mejor no podía sentirme, el silencio me producía paz y, a la vez me excitaba saber que estábamos solos los dos.

Mi hombre continuaba parco en sus palabras, él dejaba mejor que observara cada detalle, cada rincón, cada espacio. No lo dudaba, ya sabía que era excelente anfitrión, sacó un par de copas de cristal austriaco y, con su voz de carácter fuerte que me fascina, me dijo: ¿Amor, quieres que vamos a la piscina un rato...?

Al escuchar sus palabras soñé por un instante, añorando que este fuera el manantial de agua fresca que saciara mi sed de volver amar, quería entregarme a él, sentirme mujer para siempre, ser su esclava, amante, esposa, en fin todo.

Mientras me cambiaba para ir a la piscina desde la distancia lo observaba con atención, como arreglaba el centro de nuestro encuentro: Las copas, el hielo y un par de leños secos colocó, para que hicieran fuego en medio de la noche estrellada de luna creciente.

Mientras tanto yo continuaba arreglándome, quería sentirme la mujer mas hermosa, que al salir no me quitara la mirada, mil veces me miré al espejo, cuidando cada detalle, bañé mi cuerpo con perfume, con aceite de almendras cubrí mi piel, una y otra vez pasé el labial por mis labios, quería impactarlo.

Al salir me sentí segura y radiante como nunca antes, caminé lentamente donde él estaba... con detenimiento me miraba a los ojos, observé que me desvestía, su mirada se fue transformando para decirme cosas que jamás me había dicho antes: Eres una princesa, estas divina, que tanga mas sexy tienes, etc. Luego me senté a su lado, en el borde de la piscina, brindamos por esa noche tan linda.

Para refrescar un poco nuestros cuerpos, nos sumergimos en el agua, y comenzamos a jugar como un par de niños, cada vez que sonreía deseaba comérmelo a besos, no perdía momento para tirármele encima y con mis piernas sujetarlo por la cintura. En una de esas veces no me quiso soltar, me quitó las tiras del brasier, me sentí libre, mis tetas se veían preciosas, mis pezones brillantes resaltaban en el agua.

Con fuerza me levantó arrastrándome por el agua, rompió mi tanga, y al darme cuenta sentí miedo, pero igual placer de saber que era mi macho. Ya desnuda totalmente, mi piel se erizó, mis pezones se pusieron duros como una roca, mis piernas temblaban. Tenía muchas ganas de agarrarle su verga de sentirla en mis manos, de tenerla en mi boca, pues bien, tomé mucho aire, me sumergí debajo del agua, y comencé a soltar fuertes burbujas que golpearan su miembro, al verlo duro abrí mis piernas para clavármelo y sentirlo bien adentro.......

Lo demás, no lo contaré hace parte de la reserva de mi alma, del sello que él puso en mis bajas pasiones, de la marca imborrable que él dejo para siempre en mi vida.

Espero, que hayas comprendido toda esta historia para que comprendas mejor, porqué ha sido imposible volver amar.

Besos

Vanessa