Te quiero con locura


Que sea estas líneas un testimonio de nunca olvidar:

Me encanta la irreverencia del corazón, es intrépido, audaz, nunca sigue reglas, y mucho menos condiciones. Como bien lo dijo Pascal, ese sabio matemático, filósofo, médico: " El corazón tiene razones que la razón no entiende ", así es el amor, así he aprendido asumir mi vida. Nunca coactar y mucho menos frenar la posibilidad de poder amar, sintiendo a plenitud la libertad de mi alma.

El tiempo es una creación del hombre, el corazón no lo tiene, por eso me enamoré de ti con sólo ver como brillaban tus ojos en la distancia. En silencio sempiterno te observaba, mientras la manecilla del reloj de manera mezquina marcaba el tiempo, pero la realidad era otra, éramos almas gemelas que no habíamos tenido la oportunidad de conocernos, sólo bastó mirarnos de frente por una cámara para sentir revolotear las mariposas.

Que intrépido fuimos, las horas pasaron y mas queríamos estar juntos, nada nos importaba. De la manera más dulce, sin que tu razón se diera cuenta, comenzaste a cuidarme con bondadoso celo de mujer. Con rebeldía me trataste, flagelando muchas veces mis sentimientos, llegando a estremecer mi alma que suplicaba por ti. Por fin después de una larga discusión, donde muchas veces tu razón se desbordó, y tu corazón sintiéndose lastimado entró a brindar la batalla de pasión más noble pero irracional, por qué así es el amor.

De la manera mas visceral tus sentimientos eran látigos de fuego, la tempestad era fuerte llena de rayos que laceraban la semilla del amor por ti. Sin embargo, firme, con la verdad en la mano, logré vencer el ímpetu de tus ofensas. Ocultarlo fue imposible, muchas veces contuve mis lágrimas.

En medio del caos, y de la manera más hermosa, nuestros corazones seguían incondicionalmente unidos, en otros estadios de la razón todo hubiera terminado en las primeras de cambio. Sin rencor ambos nos perdonamos, para seguir caminando unidos de la mano, el tiempo de manera inexorable avanzaba, no éramos capaces de separarnos, sentíamos la necesidad de permanecer.

Mi bebe hermosa, llena de miedos de angustia trataba de allanar caminos para comprender mejor lo que sentía, era inevitable ambos nos enamoramos sin darnos cuenta. Mil ideas sin cesar sacudían su mente, rebeldemente trató de mil formas de contener sus sentimientos para frenar la sentencia de su corazón, y decirme luego con acento pausado: Mi amor.

Su razón, cimentada en una prevención consumada no pudo controlar la fuerza de sus sentimientos, sin mutar palabra alguna sentí los deseos incondicionales de estar a mi lado, era el hombre más feliz del mundo. Y yo con el sarcasmo propio de los guerreros de mil batallas le decía: Quiero que seas mi mujer, sólo tenemos dos opciones, o todo o nada.

Mi amor, de ahora en adelante no se que pueda pasar entre los dos, lo único cierto es: Cada vez que nos encontremos nuestros corazones se buscarán con locura, y no podrás nunca contener tus lágrimas de felicidad. Si nuestros horizontes son opuestos ellos, en una complicidad morbosa buscaran la forma ingeniosa de encontrarse, sin necesidad de espacio y tiempo.

"El corazón tiene razones, que la razón no entiende"

Te amo, quiero que seas mi mujer, cierra los ojos y sígueme en mi andar.